domingo, 20 de septiembre de 2020
NUEVOS COMIENZOS
"No hay nada que temer en el acto de comenzar. La mayoría de las veces, conoce el viaje que tenemos por delante mejor que nosotros. Quizás el arte de cosechar las riquezas secretas de nuestras vidas se logra mejor cuando confiamos profundamente en el acto de comenzar. El riesgo puede ser nuestro mayor aliado. Para vivir una vida verdaderamente creativa, siempre necesitamos lanzar una mirada crítica sobre dónde nos encontramos actualmente, intentando siempre discernir dónde nos hemos estancado y dónde podría estar madurando un nuevo comienzo. No puede haber crecimiento si no permanecemos abiertos y vulnerables a lo nuevo y diferente. Nunca he visto a nadie arriesgarse por un crecimiento que no haya sido recompensado mil veces."
John O'Donohue
Extracto de BENEDICTUS (Europa) /
BENDECIR EL ESPACIO ENTRE NOSOTROS (EE. UU.) '
"There is nothing to fear in the act of beginning. More often than not it knows the journey ahead better than we ever could. Perhaps the art of harvesting the secret riches of our lives is best achieved when we place profound trust in the act of beginning. Risk might be our greatest ally. To live a truly creative life, we always need to cast a critical look at where we presently are, attempting always to discern where we have become stagnant and where new beginning might be ripening. There can be no growth if we do not remain open and vulnerable to what is new and different. I have never seen anyone take a risk for growth that was not rewarded a thousand times over."
sábado, 15 de agosto de 2020
Cita de Jung
"Hasta donde podemos discernir, el único propósito de la existencia humana es encender una luz en la oscuridad del mero ser. Incluso se podría suponer que así como el inconsciente nos afecta, también el incremento de nuestra conciencia afecta al inconsciente.” ~ Carl Jung.
"As far as we can discern, the sole purpose of human existence is to kindle a light in the darkness of mere being.
It may even be assumed that just as the unconscious affects us, so the increase in our consciousness affects the unconscious." ~ Carl Jung.
domingo, 9 de agosto de 2020
Cita de Rainer María Rilke
“Te ruego tener paciencia con todo lo que no está resuelto en tu corazón y que intentes amar a las preguntas como si fueran habitaciones cerradas con llave o libros escritos en un idioma muy extraño. Vive tus preguntas ahora y tal vez, sin siquiera saberlo, vivirás en algún día lejano tus respuestas.”
“I beg you, to have patience with everything unresolved in your heart and to try to love the questions themselves as if they were locked rooms or books written in a very foreign language. Live your questions now, and perhaps even without knowing it, you will live along some distant day into your answers.”
martes, 4 de agosto de 2020
Cita de Séneca
“Existen más cosas que nos pueden asustar que las que nos pueden aplastar; sufrimos más en nuestra imaginación que en la realidad. Lo que te sugiero hacer es no ser desdichad@ antes de que venga la crisis, dado que podría ser que los peligros que te hace empalidecer como si te estuvieran amenazado nunca te sucedan; ciertamente no han sucedido aun. De este modo, algunas cosas nos atormentan más de lo que deberían, otras nos atormentan antes de lo que deberían, y algunas nos atormentan cuando no deberían atormentarnos en absoluto. Tenemos la costumbre de exagerar, o imaginar, o anticiparnos al dolor.” ~ Séneca.
Cita de Carl Jung.
"Hasta que no hagas consciente lo inconsciente, dirigirá tu vida y lo llamarás destino." ~ Carl Jung.
miércoles, 22 de julio de 2020
El sentido de las crisis
EL SENTIDO DE LAS CRISIS
Tenemos la ilusión de que podemos controlar la vida. En consecuencia, ordenamos nuestros días mediante una serie de hábitos y costumbres, suponiendo que todo se mantendrá igual mientras así lo deseemos. Cuando sobreviene algún acontecimiento imprevisto, el equilibrio que supimos conseguir se pierde, requiriendo modificaciones: estamos en crisis.
Existen dos tipos de crisis. Las crisis evolutivas son aquellas por las que todos pasamos. Son las transiciones esperables: el nacimiento, la pubertad, el ingreso en la mediana edad o la vejez. Por el contrario, las crisis circunstanciales son súbitas e inesperadas: una enfermedad, el divorcio, el fracaso de algún proyecto, la pérdida del trabajo o de un ser querido, una pandemia como la que estamos tansitando... Estas nos obligan a tomar conciencia de que el ego y nuestra voluntad consciente no rigen al mundo.
Cuando el orden que supimos conseguir se colapsa, la pérdida de control nos resulta intolerable – nos puede embargar una intensa angustia e incluso, en algunos casos extremos, la sensación de que la vida ya no tiene sentido. Aquí aparece la noción de la crisis como peligro y/o como oportunidad.
Cuando el ego se identifica exclusivamente con la persona o máscara, cuando se centra en conformar las expectativas externas, cuando existe demasiado apego y/o estancamiento, la sombra siempre encuentra la forma de restablecer el equilibrio, generalmente por medio de algún acontecimiento indeseado a nivel consciente. En ese momento, el ego puede aferrarse más intensamente aún a lo conocido, lo previo – no resulta sencillo renunciar a estos aspectos y abrirnos a lo nuevo.
Hay personas que no pueden ver lo que ocurre como un producto o manifestación de su propia estructura – caen en el martirologio, o en el rol de víctima, buscando culpar a alguien – su pareja, sus hijos, la sociedad corrupta en que vive, su mala suerte, Dios – perdiendo así la posibilidad de transformación.
Muchas veces pasamos por una situación que nos parece terrible y luego descubrimos la transformación que nos permitió u obligó a realizar ese evento.
Las decepciones y desilusiones de la vida son las que nos conducen a nuevos recursos y a una mayor profundidad y sabiduría.
El dolor nos vuelve más conscientes, nos hace renunciar a la ilusión de control, nos lleva a dejar actitudes ingenuas e inmaduras y nos intima a re-evaluar nuestra vida y nuestras suposiciones acerca de la misma.
Tenemos la ilusión de que podemos controlar la vida. En consecuencia, ordenamos nuestros días mediante una serie de hábitos y costumbres, suponiendo que todo se mantendrá igual mientras así lo deseemos. Cuando sobreviene algún acontecimiento imprevisto, el equilibrio que supimos conseguir se pierde, requiriendo modificaciones: estamos en crisis.
Existen dos tipos de crisis. Las crisis evolutivas son aquellas por las que todos pasamos. Son las transiciones esperables: el nacimiento, la pubertad, el ingreso en la mediana edad o la vejez. Por el contrario, las crisis circunstanciales son súbitas e inesperadas: una enfermedad, el divorcio, el fracaso de algún proyecto, la pérdida del trabajo o de un ser querido, una pandemia como la que estamos tansitando... Estas nos obligan a tomar conciencia de que el ego y nuestra voluntad consciente no rigen al mundo.
Cuando el orden que supimos conseguir se colapsa, la pérdida de control nos resulta intolerable – nos puede embargar una intensa angustia e incluso, en algunos casos extremos, la sensación de que la vida ya no tiene sentido. Aquí aparece la noción de la crisis como peligro y/o como oportunidad.
Cuando el ego se identifica exclusivamente con la persona o máscara, cuando se centra en conformar las expectativas externas, cuando existe demasiado apego y/o estancamiento, la sombra siempre encuentra la forma de restablecer el equilibrio, generalmente por medio de algún acontecimiento indeseado a nivel consciente. En ese momento, el ego puede aferrarse más intensamente aún a lo conocido, lo previo – no resulta sencillo renunciar a estos aspectos y abrirnos a lo nuevo.
Hay personas que no pueden ver lo que ocurre como un producto o manifestación de su propia estructura – caen en el martirologio, o en el rol de víctima, buscando culpar a alguien – su pareja, sus hijos, la sociedad corrupta en que vive, su mala suerte, Dios – perdiendo así la posibilidad de transformación.
Muchas veces pasamos por una situación que nos parece terrible y luego descubrimos la transformación que nos permitió u obligó a realizar ese evento.
Las decepciones y desilusiones de la vida son las que nos conducen a nuevos recursos y a una mayor profundidad y sabiduría.
El dolor nos vuelve más conscientes, nos hace renunciar a la ilusión de control, nos lleva a dejar actitudes ingenuas e inmaduras y nos intima a re-evaluar nuestra vida y nuestras suposiciones acerca de la misma.
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