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domingo, 10 de septiembre de 2017

La sombra y la proyección en la vida cotidiana.

La sombra incluye todo lo que es desconocido para la conciencia, que puede ser tanto de naturaleza negativa como positiva. La técnica más útil y reveladora para descubrir a la sombra es observar nuestras reacciones hacia las personas, objetos y acontecimientos del mundo exterior.

La reactividad indica que nos hemos divorciado de una característica propia que deberíamos reincorporar; en cada caso, la intensidad de la reacción refleja el grado en que ese material “externo” existe a nivel interno.

Nuestra perspectiva personal tiñe todo lo que creemos registrar como realmente es. Para comenzar a identificar a nuestra sombra, precisamos darnos cuenta de la gran capacidad para proyectar de la mente, en lugar de arrogarnos certezas que sólo son válidas a nivel subjetivo.

Todo lo que admiramos o rechazamos existe en nuestro interior. Las proyecciones condicionan nuestros vínculos. Vemos en los demás nuestros aspectos proyectados y tendemos a cristalizarlos, ya sea porque:

1 - atraemos a personas que los espejan,

2 - interpretamos su comportamiento en función de nuestras características inconscientes, o

3 - las inducimos a actuarlas.

El resultado es una relación ilusoria con los demás, y nuestro entorno se convierte en una réplica de los aspectos desconocidos de nuestro propio ser.
Como afirmó Carl Jung, en el camino de la vida, detrás de infinidad de disfraces, nos encontramos una y otra vez con nosotros mismos.

Es importante aclarar que la proyección no es algo malo o bueno, sino, simplemente, una característica de todo ser humano. No es necesario esforzarnos para dejar de proyectar, sino comenzar a tomar conciencia del efecto de nuestras proyecciones.