Seguidores

lunes, 31 de diciembre de 2012

Cita de Thich Nhat Hahn

“El ser humano es como un televisor con millones de canales. Si ponemos el canal de Buda, somos Buda; si ponemos el canal de la tristeza, somos tristeza; si ponemos el canal de la sonrisa, somos sonrisa. No debemos permitir que nos domine un solo canal. Tenemos en nosotros las semillas de todo.”

viernes, 28 de diciembre de 2012

El ego y el amor

Existe en nuestro interior un profundo anhelo por completarnos, una energía arquetípica que opera para que logremos desarrollar todo nuestro potencial.
La tarea personal que precisamos realizar para evolucionar es tomar conciencia de nuestra sombra, trascendiendo las reacciones automáticas y cristalizadas del ego.

El ego no tolera no ser tenido en cuenta, preferentemente todo el tiempo. Cuando se siente ignorado, se ofende, y tiende a recurrir al castigo (retracción, pelea, deseo de venganza), o a conductas aplacatorias, en las que no se expresa lo que se siente y se finge que todo está bien.
Castigar a otros enmascara el dolor y la ira, mientras que aplacar enmascara al miedo.
Ambas conductas son intentos de evitar los sentimientos dolorosos que surgen en el transcurso de los vínculos y la vida, especialmente la vulnerabilidad, uno de los ingredientes esenciales del amor.

Es útil preguntarnos qué nos resulta más importante: afirmar nuestro ego, o la práctica del amor.
En el primer caso, intentamos controlar, competimos, castigamos, y deseamos vengarnos.
La ley del Talión está sumamente arraigada en nosotros. Sin embargo, como sostuvo Gandhi, si practicamos dicha ley - la ley del ojo por ojo, y diente por diente - corremos el riesgo de vivir en un universo poblado por seres tuertos y desdentados.

En el caso de que predomine en nosotros el deseo de amar, abrimos nuestro corazón, perdonamos y hacemos las paces. La capacidad para perdonar surge cuando logramos renunciar a las pretensiones del ego, y elegimos el camino del amor y de la compasión.

Como afirma el Tao, “Cuando el amor es mi única defensa, soy invencible.”



martes, 25 de diciembre de 2012

Cita de André Gide

“Para ser plenamente feliz, lo único necesario es dejar de comparar el momento presente con otros momentos del pasado, que con frecuencia no pude disfrutar plenamente debido a que los estaba comparando con otros momentos del futuro.“











domingo, 23 de diciembre de 2012

Para meditar estos días - To meditate these days: "Remember the entrance door to the sanctuary inside you - Recuerda la puerta de entrada al santuario en tu interior." -Rumi.
Del CD Beloved, por Ashana: Dona nobis pacem (Concédenos paz).
http://youtu.be/fQQjAXjPaFM

sábado, 15 de diciembre de 2012

Cielo o Infierno

Cielo/Infierno - tomado de Stephen Levine.

Un hombre muere, y al dejar su cuerpo se encuentra en un reino de luz resplandeciente. Se dijo: “Debo haber sido más bueno de lo que suponía.”
Se le acerca un ser luminoso que lo hace pasar por una puerta hasta una sala donde hay una mesa enorme, y en ella, manjares inimaginados.
Lo sientan a la mesa con muchos otros y le sirven una variedad de comidas exquisitas.
Cuando va a tomar el tenedor, alguien se le acerca por detrás y le ata una tablilla en los brazos para que no pueda doblar los codos. Así, cuando intenta tomar la comida, ve que no puede llevársela a la boca debido a que tiene los brazos rígidos. Mira a su alrededor, y nota que lo mismo les sucede a los demás. Todos siguen intentando llevar comida a su boca, quejándose por la situación con grandes gemidos y lamentos.
El hombre se acerca a quien lo hizo entrar, y le dice: “Me imagino que aquí es el infierno. ¿Dónde queda el cielo?” El ser luminoso lo hace cruzar otra vez la puerta y lo acompaña hasta un salón donde hay otra larga mesa llena de manjares. “Ah, esto me gusta más”, piensa el hombre.
Se sienta, y cuando está por comer, nuevamente le entablillan los brazos para que no pueda flexionar los codos. Lamentándose de que la situación es igual de insoportable que la del infierno, mira a su alrededor y advierte que en esta mesa ocurre algo distinto. En vez de procurar en vano, dada la rigidez de sus brazos, llevar la comida a su boca, cada persona tiene el brazo estirado y se ocupa de alimentar a la persona que está a su costado.
Las circunstancias son las mismas, pero la respuesta es totalmente diferente…

lunes, 10 de diciembre de 2012

Música para meditar

http://youtu.be/9_-y-YWgwO0 - Anugama Healing

http://youtu.be/StngDnwnom8 the Eternal OM, Robert Slap.

http://youtu.be/vcMnb997DUg Ashana, Alleluya

Frecuencias solfeggios

domingo, 9 de diciembre de 2012

La sombra en los vínculos

Independientemente de nuestro género sexual, todos poseemos un aspecto femenino y un aspecto masculino internos, a los que Jung llamó respectivamente animus y anima, y la relación entre éstos – la pareja interior – tiende a reproducirse en nuestros vínculos.

Solemos relacionarnos con los aspectos exteriores de la vida a través de su correspondencia con nuestros patrones internos. Así, cuando nos atrae otra persona, la misma está espejando aspectos tanto conscientes como inconscientes de nuestro propio ser.

Habitualmente esperamos que el otro/a nos proporcione aquello de lo que carecemos, o creemos carecer. Muchos de los conflictos que atravesamos en la vida tienen una trastienda de baja autoestima. En las dificultades dentro del ámbito de la pareja, en el plano laboral, en las relaciones con familiares y amigos existen siempre zonas profundas en las que no confiamos. Algunas tienen que ver con creencias de base, que desmoronan la fe en nosotros mismos de manera visible y obvia; otras son creencias que subyacen bajo capas de un aparente “todo está bien”.

Construir la propia autoestima es plantar las semillas para amarse a sí mismo, la base para cualquier relación amorosa con otra persona.
Al mencionar la idea de amarse más y mejor a sí mismo podríamos temer caer en un amor narcisista que, más que acercarnos, nos aparte del resto de la humanidad. Esta propuesta no implica quedarnos, como Narciso, prendidos al propio reflejo en el estanque, embelesados con nuestra imagen. Se trata más bien de reconocer y revalorizar todo lo que tenemos de positivo. Al conectarnos con nuestras partes más luminosas y amorosas absorberemos la energía necesaria para ingresar también en los rincones más oscuros, construyendo así una percepción más plena de quién somos verdaderamente.

La forma en que nos describimos colorea todas nuestras experiencias. ¿Quién sabe desde cuándo o desde quién comenzamos a definirnos de determinada manera? Lo cierto es que todas nuestras ideas, pensamientos y creencias producen resultados. Nuestros diálogos internos son la base sobre la cual construimos nuestra experiencia de la realidad. Todo cuanto consideremos real o verdadero se convierte, eventualmente, en una realidad para nosotros.

Es clásico el ejemplo de quien cree que es rechazado por otros. Sin proponérselo, su actitud y su expresión hacen que efectivamente lo rechacen. Si tengo la idea de que no soy lo suficientemente valiosa como mujer y que debido a ello mi pareja me abandonará, comenzaré a aferrarme, a exigir, a reprochar y controlar, y estas reacciones lo inducirán eventualmente a distanciarse y/o a abandonarme, confirmando así mi creencia. Creamos lo que creemos, y por lo tanto, terminamos creando lo temido, atrayendo hacia nosotros precisamente aquello que tratábamos de evitar.

A todos nos hubiera gustado escuchar frases amorosas de nuestros padres, y nos gustaría que nuestra pareja y amigos nos dijesen cuánto valemos. Sin embargo, nos cuesta decírnoslo a nosotros mismos.
Tendemos a esperar que sean los demás quienes retruquen nuestra percepción negativa con halagos, felicitaciones y miradas de aprobación. Sin duda es agradable recibir alabanzas, pero esa dosis de autoestima foránea no es duradera ni suficiente.

Lamentablemente, vivimos con la sensación de que el amor está fuera de nosotros, que es algo que nos dan o nos quitan, un regalo, un premio, algo que merecemos o dejamos de merecer en función de que cumplamos con determinados requisitos (ser jóvenes, delgados, atractivos, inteligentes, exitosos, carismáticos, etc.).
Desde pequeños recibimos una serie de mensajes sobre el amor que nos condicionaron, haya sido esto debido a actos, frases escuchadas o sensaciones corporales basadas en acontecimientos vividos.
Hoy, ya adultos, necesitamos re-definir nuestra noción del amor.
Para ello, puede ser útil formularnos y responder a las siguientes preguntas:

¿Cuánto soy capaz de amarme a mí mismo?
¿Cuánto me disgusto, critico, condeno, amonesto?
¿Cuánto soy capaz de cuidarme y darme lo que necesito?
¿De qué formas me descuido y me abandono?
¿Cuánto placer me permito tener en mi vida cotidiana?

Cuando logro darme cuenta de que soy mi propia fuente de amor, todo cambia de dirección – yo soy responsable de transformarme y darme aquello que espero del afuera.
El amor no existe afuera de nosotros – debemos buscarlo en su morada íntima que es nuestro propio corazón.

¿Quién si no yo puede aceptarme y amarme con todas mis características? ¿Quién si no yo conoce la historia de mi niño interno, no para lamentarme, sino para sanar mis propias heridas? ¿Quién si no yo tiene en su poder el pasaje de ida y vuelta hacia lo profundo de mi corazón?

Trabajar para construir la propia autoestima es un acto de amor – amor hacia uno mismo que se traduce luego en una mayor capacidad de amar realmente a los demás.
Tal como afirma Virginia Satir, para que dos personas estén en contacto se requieren tres partes: cada uno en contacto consigo mismo, y cada uno en contacto con el otro.
Así como me ame a mí mismo/a podré amar a otros. Practiquemos el desarrollo del amor incondicional, que siempre comienza “en casa”…



sábado, 8 de diciembre de 2012

Sobre las crisis

"Las crisis representan tanto un peligro como una oportunidad. El peligro es seguir aferrados a lo conocido; la oportunidad es abrirnos a lo desconocido, descubrir recursos nuevos e ingresar en una etapa de mayor madurez. Un pollito debe realizar un gran esfuerzo para salir del cascarón, pero si alguien se compadeciera del pobre animalito y lo ayudara en su ardua labor, éste no sería capaz de sobrevivir, ya que su esfuerzo lo fortalece para enfrentar la vida. Lo mismo ocurre con los seres humanos: las experiencias difíciles nos obligan a salir de la zona de confort para desarrollar nuestra fortaleza y resiliencia. No hay expansión de conciencia sin dolor. El dolor nos permite crecer y trascender la conciencia infantil, que se rige por el principio del placer, y que cree que todos sus deseos deben ser satisfechos de inmediato. El budismo sostiene que la causa del sufrimiento es el apego. Generalmente nos adherimos al pasado, a lo que deberíamos soltar. Lo desconocido causa temor porque implica lidiar con la ignorancia, la torpeza y la posibilidad de fracasar. Sin embargo, el fracaso es una experiencia imprescindible que nos ayuda a madurar y a ser humildes, mientras que el éxito constante nos mantiene en un estado de superficialidad y omnipotencia. Todas las personas sabias han conocido la derrota y aprendido de ella." (Extracto de La Sombra: Cómo iluminar nuestros aspectos ocultos, Ed. Kier)

La Sombra

"No hay luz sin sombra, ni completitud psíquica sin imperfección." "There's no light without shadow and no psychic wholeness without imperfection." - Carl Jung.