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domingo, 31 de mayo de 2015

Integrando la sombra.


La integración de la sombra comienza cuando, en lugar de seguir proyectándola, comenzamos a admitir su existencia.

Una tarde estaba sentada en el jardín, observando la caída del sol. Detrás, las mariposas nocturnas volaban alrededor de un farol, y su sombra proyectada las hacía parecer murciélagos gigantes que me asustaban. Sin embargo, cuando me daba vuelta para mirarlas podía verlas en su tamaño real.

Lo mismo ocurre con la sombra cuando le damos la espalda: se convierte en algo que parece terrible y amenazante, que sólo adquiere su dimensión real cuando nos atrevemos a enfrentarla.


Al percibir que tenemos las mismas características que criticamos, y que realizamos las mismas acciones que reprobamos, comenzamos a desarrollar un nivel de conciencia que nos permite ver la realidad de una manera relativamente libre de distorsiones. No obstante, lograrlo no es fácil, y se requiere una gran madurez psicológica para aceptar nuestros aspectos inconscientes repudiados.