Palabras
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Confundimos las limitaciones personales con los límites del universo y creemos que los límites de nuestra propia visión son una realidad objetiva, fija e inmodificable. En febrero de 1984 fui invitada a participar de una caminata sobre fuego. No sentía deseos de ir, pero ante la insistencia de una de las organizadoras, que vivía en otra ciudad y se estaba alojando en mi departamento en Nueva York, acepté ir como observadora.
Los coordinadores, los maestros espirituales Larry Short y Mantak Chia, iniciaron la actividad con una charla sobre el poder de la conciencia para generar cambios en el cuerpo. Luego nos enseñaron determinados ejercicios de respiración y de relajación, y al cabo de dos horas, nos condujeron al patio, donde había un rectángulo de varios metros de largo que contenía brasas ardiendo. La preparación para la caminata era simple: respirar y relajarse; hacer circular la energía por todo el cuerpo concentrándola en los riñones, que, según la medicina china, son los órganos donde se almacena el miedo; visualizar que ya se estaba del otro lado, y caminar sobre las brasas.
Durante media hora observé a las personas que se atrevían a hacerlo. Fue suficiente. A punto de irme, oí una voz interior que me dijo: "No tengas temor, hazlo". Por alguna razón, decidí obedecer y, sin pensarlo más, me acerqué al rectángulo y lo crucé. No podía creer lo que había hecho, y, pese a estar segura de que mis pies se habían calcinado, no me importaba; sin embargo, cuando me animé a inspeccionarlos una hora más tarde, descubrí que se hallaban en perfectas condiciones.
La conciencia es capaz de logros inimaginables, y cuando ingresamos en lo desconocido con mente de principiantes, los resultados pueden ser asombrosos.
Alicia Schmoller nació en Buenos Aires, es psicóloga y autora del libro La sombra, cómo iluminar nuestros aspectos ocultos , del que publicamos un fragmento.
miércoles, 29 de octubre de 2008
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